Cuando el abuelito viene a vivir a casa

Dicen que los abuelitos son quienes más engríen a sus nietos. Y esto es fácil de entender porque no los ven más que una vez por semana y a veces unas cuantas veces al año. Pero, ¿cómo cambia la vida de un niño cuando el abuelito o la abuelita vienen a vivir a casa?


Ya sea porque su salud está muy complicada y prefieren tenerlos en casa, o cuando uno de ellos fallece y su pareja se queda sola, el hecho es que existen muchas razones por las que los abuelitos terminan viviendo con la familia.

Según sea el caso, es necesario que este cambio se realice de la manera más natural posible frente a tus hijos, explicarles las razones y permitirles participar. Aquí algunos consejos de cómo hacerlo.

¿Qué pasó con mi abuelita?


Antes de cualquier mudanza, es conveniente reunirse en familia y conversar. Explícale a tus hijos en términos sencillos lo que ha sucedido. Debes hacerles entender que el abuelito o la abuelita ya no puede vivir solo, porque necesita ayuda para levantarse y acostarse, porque ya no recuerda a qué hora tomar sus pastillas o porque el médico necesita verlo con cierta frecuencia.

Hazle ver que esta ayudando


Una vez que le comuniques las razones, cuéntale a tu hijo que es muy importante su ayuda y luego reafírmarle lo mucho que está ayudando. Déjalo que te acompañe a ver la antigua casa de la abuelita en algún momento, que te ayude a clasificar objetos, a cerrar cajas, entre otras cosas.

Reorganización de habitaciones


Es muy posible que haya que acomodarse un poco para hacerle un campito a la abuelita. En estos casos, trata de que los menos afectados sean tus hijos menores. Lo ideal sería contar con un dormitorio para visitas, que se pueda acondicionar, pero usualmente no sucede así. 





Puede que dos hermanos deban compartir habitación, o si lo consideras necesario podrías separar una en dos, con material prefabricado para mantener su privacidad.

De una vez por semana a todos los días


Definitivamente la interacción entre abuelos y nietos cambiará cuando se haya dado la mudanza. Pueden incluso llegar a cansarse mutuamente, unos, de lo atolondrados que resultaron ser sus nietos, los otros, de lo aburridos que son sus abuelos.

Puedes ayudar en este proceso de adaptación mutua buscando actividades que puedan hacer juntos como por ejemplo una hora de lectura, un paseo por el parque con acompañamiento, preparar una rica receta, ver la televisión juntos, hacer labores artesanales, de jardinería u otra que haya sido la afición del abuelo y que resulte atractiva para el nieto. La idea es que aprendan a compartir el espacio, en especial tu hijo.

El abuelo también necesita privacidad


Evita que tu hijo se involucre en el cuidado del abuelo. Eso debe estar estrictamente reservado a una persona mayor, ya seas tú o un especialista capacitado en adultos mayores. Así como cuidas la privacidad de tu hijo, haz lo mismo con la del abuelo o abuela; enseña a tu hijo a respetar eso.

Maneja el cambio de actividades en casa


Muchas de las cosas que tu hijo solía hacer en casa puede que ahora deban reducirse o incluso eliminarse. Esto dependerá de la situación en que el abuelito se mude a casa.

Para esto, tu hijo debe saber que el abuelo no oye o ve bien, que tiene dientes postizos o alguna enfermedad que ha cambiado su apariencia, etc.

Esto permitirá que tu pequeño entienda por qué no puede correr por toda la casa, ya que podría tropezarse con el abuelito, o que debe hablarle un poco más alto y por el lado izquierdo, si el abuelo no tiene audífonos.

También será más fácil que entienda que para jugar tranquilamente con sus amigos, será mejor que vaya al parque o jardín interno del edificio, o bien a la casa de su amigo.

Aplicando estos consejos, podrás ayudar a tu hijo a acostumbrarse a tener al abuelito o abuelita en casa y que entre ellos se establezca una relación más sólida. No dudes que esto influirá fuertemente en el desarrollo integral de tu hijo, en su sentido de solidaridad y en la empatía y compresión que sepa establecer con otras personas.


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