"Mamá, cuando yo tenga cuarenta ¿tu ya vas a estar muerta?": una oportunidad para aprender a vivir

Las preguntas de nuestros hijos sobre la muerte suelen cogernos por sorpresa. Al pensar cómo responder, sentimos miedo de explicar mal las cosas y preocupar más a nuestros hijos. Pero también es posible utilizar esta curiosidad sobre la muerte para enseñarles a valorar más la vida.


La vida como algo que tiene final capta la curiosidad de los niños desde muy temprana edad y puede generar sentimientos de angustia ante la idea de que en algún momento dejaremos de existir, pero más preocupante aun para ellos, que sus papás ya no estén.

Ante esta situación, es necesario considerar algunas pautas a la hora de hablar con nuestros hijos sobre la muerte.

No te preocupes de la muerte, sino de vivir con alegría

Tener mayor conciencia de la muerte debe llevar a nuestro hijos a valorar la vida como un maravilloso tesoro que es necesario disfrutar y aprovechar al máximo. Cada minuto, cada instante de nuestras vidas es una oportunidad de ser feliz y hacer felices a los demás.

Nos gastamos llamando la atención de nuestros hijos por no hacer su cama, por que coman su comida o hagan su tarea sin una razón lo suficientemente potente. Pero la idea de una única oportunidad para hacer las cosas  bien puede ser una poderosa herramienta y una motivación que les acompañará durante toda su vida.

Una vida ejemplar

Sin embargo, no basta con eso. Tu forma de encarar la vida también debe ir de acuerdo con esta filosofía. De nada servirá que quieras inculcar en tu hijo una actitud positiva hacia la vida si te ve renegando de todo, siendo desconsiderado o agresivo con la gente o aprobando malas actitudes en otras personas.





¿Y qué le respondo?

Pero a todo esto, ¿qué responderle cuando nos hace una pregunta como la que encabeza este artículo?

Aquí ensayamos una manera constructiva de hacerlo y que contiene la noción de la vida como una aventura maravillosa:

"Hijo, la vida es un tesoro maravilloso que Dios nos ha dado. Es la única oportunidad que tenemos para hacer las cosas bien. Si yo me cuido, como bien, hago mis deberes con alegría y busco que quienes me rodean se sientan a gusto, no importa cuanto viva sino que habré vivido sabiendo dar y recibir alegría y bienestar. Saberlo será lo más hermoso que me acompañe cuando Dios me llame al Cielo.

Por eso, no te preocupes hijo; cuando tú tengas cuarenta es posible que yo siga viva y si ambos vivimos felices y nos demostramos lo mucho que nos queremos siempre que podamos, nuestras vidas habrán sido más que suficientes.

Entonces puede que tú ya tengas tu propia familia y yo seré la abuelita que engreirá a mis nietos como tus abuelitas te engríen hoy. Entonces ya serás grande y hace mucho que habrás aprendido a hacer las cosas que hoy hago yo, entre ellas a trabajar y llevar alegría a tu casa.

¿Estaré muerta entonces? ¡No lo creo! Pero si ya no estoy, espero vivir lo mejor posible hasta el último día para que tú seas feliz y tengas el mejor recuerdo de mi por el resto de tu vida."

Las preguntas de los hijos sobre la muerte son una oportunidad de aprender para ellos....y de volver a empezar para todos. Empecemos por no apartarlos de nuestra vidas al buscar su bienestar. Así la muerte no los preocupará tanto como vivir a plenitud.



Imagen: Wikipedia.

Comentarios