Los andadores o tacatás para bebé ¿necesarios?

Las principales razones para el uso de andadores o tacatás suelen ser nuestra comodidad a la hora de estar en casa con el bebé, sin impedirle que se desplace por todos los ambientes de manera segura. También se debe a la falta de un canguro o niñera que pueda cuidar a tu bebé cuando tu ves las cosas de la casa. Aunque otros dicen haberlo adquirido simplemente como entretenimiento para su hijo.




Lo cierto es que en los últimos años su uso ha disminuido mucho debido, entre otras cosas, a la publicación de diversas investigaciones médicas sobre el tema. Algunas de sus conclusiones afirman que su uso retarda el desarrollo del bebé, tardando más que otros en ponerse de pie y en caminar por sus propios medios.

Sin embargo, recomiendan que si decides tenerlos, busques los de mejor calidad, cuidando siempre que los pies del bebé lleguen completamente al piso. También es bueno evitar que el niño lo vea como una actividad diaria, y más bien sí como uno de sus juguetes eventuales (algunos tienen la opción de convertirse en sillas colgantes). Recuerda que los andadores ponen más cosas al alcance del bebé y significan nuevos riesgos, por los que al final también necesitarán de tu vigilancia.

Pero si quieres evitar usarlos, puedes hacerlo observando qué es lo que te lleva a decidirte por un andador para tu bebé.

Si la razón es el peligro a que coja algo, primero aleja todo lo que puedas -adornos, útiles de oficina- de su alcance. Si tienes un balcón, mantenlo cerrado o si hace mucho calor, coloca un sillón como barrera (a menos que tengas niños mayores).

Cubre o retira superficies puntiagudas tales como mesas de vidrio o madera. Lo mismo con macetas que pueden ir ocultas tras mesitas de sala o esquineras. Para los tomacorrientes expuestos existen tapas especiales para evitar que los bebés metan los deditos.





Si el piso de tu hogar es de mayólicas u otra superficie fría o resbalosa, puedes adquirir alfombras de plástico o espuma especiales para que los bebés jueguen sobre ellas, delimitando al mismo tiempo el espacio en que pueden jugar. Una solución mayor es cambiar los pisos por madera o parquet. Así estarás más tranquila para cuando tu pequeñín empiece a gatear o caminar.

Cuando veas que tu bebé empieza a hacerlo, no lo restrinjas mucho, más bien aliéntalo moderadamente a que explore su nueva habilidad con naturalidad, tal vez usando carritos con apoyo. Así logrará mayor seguridad en menos tiempo, mientras tu vives con él la satisfacción de sus primeros logros en la vida.

Imagen: Ayuntamiento de Alguazas

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