Términos de la Evaluación en el Jardín de Infancia

Los contenidos son el conjunto de conocimientos, habilidades y actitudes comprendidos en una competencia, y que los niños deben ir adquiriendo paulatinamente, respetando las características de desarrollo y sus estilos de aprendizaje.
Existen tres tipos de contenido: Los conceptos, los procedimientos y las actitudes.

Las capacidades son el conjunto de conceptos y procedimientos que el niño debe desarrollar o adquirir.

Los conceptos educativos son ideas o representaciones mentales que abarcan e incluyen en una misma clase, propiedades y catacterísticas esenciales de seres u objetos: En los niños en edad de Cuna podríamos mencionar, por ejemplo, el desarrollo de conceptos como: mamá, comida, lejos, cerca, adelante, pequeño, grande, yo, tú, premio, etc., los mismos que el niño va desarrollando y llenando de significado a través de su interacción con todo lo que lo rodea.

Los procedimientos son aquellos contenidos referidos al manejo de técnicas, métodos y estrategias. Los procedimientos pueden tener un carácter motriz o cognitivo y constan de una serie de pasos que el niño utiliza, aplica o crea con la finalidad de lograr una meta previamente identificada. Tanto en Cuna como en Kinder se favorece el aprendizaje de contenidos procedimentales, tales como observar, explorar, comparar, anticipar resultados, coordinar acciones, desarrollar hábitos, etc.





Las actitudes son disposiciones adquiridas para evaluar y actuar de un modo determinado ante un objeto, persona o situación. Los niños de Cuna utilizan criterios evaluativos subjetivos al valorar un hecho. Sus criterios están ligados a la comodidad, nivel de satisfacción de necesidades, gusto o disgusto, fuente de alegría o dolor, de seguridad o inseguridad, y en base a ellos van desarrollando una serie de actitudes que podríamos calificar de adecuadas o inadecuadas.

Es nuestra tarea como maestras el proveer de una clima lo suficientemente afectuoso y seguro para que el niño pueda desarrollar acitudes de independencia, iniciativa, autoestima positiva, confianza, respeto, ayuda solidaria, entre otros. Como adultos, somos la primera referencia del niño en lo que respecta a su formación de actitudes. Por ello debemos cuidar la calidad y el tipo de relación que establezcamos con ellos.

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