El iPad en la escuela: primeras experiencias, grandes posibilidades

Los accesorios tecnológicos como el iPad ya son parte de la vida diaria para miles de niños y ahora están entrando con más fuerza en las escuelas. Pero ¿nos estamos apresurando a incluirlos en el sistema educativo, sin conocer todas sus ventajas y riesgos?


En los Estados Unidos, por ejemplo, el iPad ya es un útil escolar más en muchas escuelas de diferentes estados. Los centros educativos solicitan estos accesorios a los padres de familia o en otros casos los entregan a sus alumnos a través de convenios. Entusiastas profesores resaltan la infinidad de aplicaciones educativas que contienen y que les facilitan y diversifican su labor docente.

Desde lecturas interactivas de las aventuras de Winnie Pooh, adaptada a la educación inicial o de jardín, hasta las obras completas de Shakespeare para secundaria, los iPads presentan una inmensa variedad de alternativas muy atractivas.

Pero sus atributos no son sólo académicos sino también físicos. Su peso liviano unido a su tremenda capacidad de almacenamiento hacen del iPad un recurso mucho más práctico frente a las mochilas y a los estantes llenos de libros.

Los profesores publican sus cursos en línea, a través de la cual son seguidos por los alumnos junto con la asignación y supervisión de tareas, repasos y exámenes. El salón de clase deja de ser un lugar para convertirse en un espacio virtual sin límites.

Sin embargo, quienes se oponen indican que, a pesar de que ya son muchas las escuelas que incluyen los iPads en su programación escolar, no hay ningún estudio que confirme la efectividad de los iPads como herramienta de enseñanza.

Esto no es totalmente cierto, tal como lo señalan las reveladoras conclusiones de un estudio realizado en una escuela inglesa  donde se encontró que los cursos más adaptables eran ciencias, matemáticas e inglés, que los profesores sí observaban mejoras en el rendimiento académico de sus alumnos y que a su vez éstos indicaban sentirse más motivados con su uso. Cabe indicar, sin embargo, que esta investigación fue realizada en el Reino Unido y sólo entre alumnos de educación secundaria.





Por otro lado, el costo de las iPads las hace imposibles de adquirir para muchas escuelas. Ante esto, muchos centros educativos cometen el error de obligar a los alumnos a comprarlas, lo cual se hace más grave cuando son escuelas públicas en las que las familias son de menor poder adquisitivo y las iPads constituyen todo un lujo.

Incluso en estos casos, si no se conocen las necesidades precisas para las cuales se adquieren los iPads, la escuela podría comprar modelos obsoletos y por lo tanto ocasionar una pérdida económica grande, antes que un avance.

Lo cierto es que el iPad esta extendiéndose como herramienta educativa. Tanto así que hasta se publican consejos dirigidos a padre de familia y centros educativos sobre cómo reorganizar la escuela cuando se incluye el iPad en su dinámica educativa.


Esto implica también el establecimiento de normas claras que deben ser seguidas por los alumnos. En algunos colegios de México, por ejemplo, el fenómeno del iPad en el aula ha obligado a que muchas instituciones presenten reglas para su uso a los alumnos, desde la prohibición de subir juegos violentos, compartir archivos o restringir su uso en horas de clase.

De cara a esta realidad, nos parece que aún es muy pronto para decir que el iPad en la escuela es un éxito o un error. Mientras sus principales fabricantes siguen optimizando el iPad con configuraciones especialmente adaptadas a escuelas, la controversia continuará.

Creemos que bien regulados y utilizados, los iPads en la escuela son una alternativa con gran potencial, pues estamos seguros que en un futuro cercano los problemas serán resueltos, sus precios serán más accesibles y las estrategias para su inclusión eficaz en el sistema educativo estarán afinadas.


Imagen: Brad Flickinger en Flickr, Brad Flickinger en Flickr.

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