Que dormir en casa del amiguito no sea una pesadilla

Estar en una casa extraña no es motivo de preocupación para los niños, cuando es de día. Pero todo cambia cuando es de noche y es lo normal. Por eso es necesario considerar alguna sugerencias para que lo tome con naturalidad.


Los niños pueden quedarse a dormir en casa ajena por distintas razones; una salida de los papás a un compromiso es la más usual. Es entonces cuando se recurre a la tía o a los abuelitos para que cuiden de los niños por una noche. La otra es cuando un amiguito lo invita a su casa.

Si cuando pasó con tu hijo este no podía dormir y se quedó llorando y llamándote no te preocupes, porque esta conducta es la más común de todas. Menos probable es que se quede tranquilo y se duerma en poco tiempo sin reclamar tu presencia.

Si se debe a problemas en la familia, dile lo necesario sin entrar en detalles pero siendo siempre claros y sinceros. Lo peor que puedes decirle a tu hijo al despedirte es “volvemos en un momento” pues se quedará esperando y se angustiará al ver que no regresas. Puedes por ejemplo decirle que tienes una reunión sólo de personas mayores.

Muy distinto será que se quede a dormir en otra casa un niño acostumbrado a frecuentar y ver a vecinos y amigos de sus papás, que otro que pasa más tiempo en casa debido a que los padres trabajan todo el día.





No tiene que ver con la edad que tenga tu hijo, sino con su predisposición y desarrollo social. Puede darse el caso que tenga 9 años ya , pero no acepte a quedarse en otra casa; y menos si lo obligas. Por otro lado, puede tener 4 años y no causarle ningún problema hacerlo, sino todo lo contrario.

Para que sea más accesible a quedarse a dormir en otras casas es necesario desarrollar su autonomía, respetándolo cuando quiera jugar solo, promoviendo que conozca otros niños y vigilando que cada cambio en el hogar no le produzca un retroceso emocional.

Otra razón de rechazo a quedarse a dormir en casa ajena es lo extraño o distinto que pueda encontrar en ella no sólo en muebles y en el orden de las cosas, sino en hábitos y reglas.

En la casa de los abuelitos este problema no es tan grave, pero en el caso de otras personas mayores como los papás de sus amiguitos puede ser necesario dejar algunas instrucciones sencillas y contar un poco como es la rutina de tu hijo, como suele ir a la cama y dormir, etc.

Frases como “Ya estás grandecito..." son fatales en estos casos. Nunca se la digas ni permitas a otros mayores que lo hagan pues eso debilitará su autoestima y le dificultará su proceso de independiencia y madurez.

Los anfitriones pueden así estar mejor preparados y no es malo que concedan ciertas licencias al invitado, como dejar más tiempo la luz prendida o que varios niños que él conozca también se queden a dormir.

Finalmente, una opción muy efectiva para que se familiarice con esta actividad es invitar primero a sus amiguitos a que se queden a dormir en tu casa.



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