Estableciendo límites para tíos y abuelos en la crianza del niño

Es domingo y estás de visita en casa de tu mamá. Su nieto está feliz de ver a la abuelita luego de una semana de escuela. De pronto, escuchas que el abuelo le está levantando la voz a tu hijo. ¿Qué pasó? Pues que el pequeñín se subió a los muebles y se puso a saltar, generando la severa llamada de atención de tu papá.


A la semana siguiente, el tío músico está de visita en casa. Tu hijo juega con sus primos cuando de pronto se oye un golpe seco en el dormitorio. Corres creyendo que alguien se golpeó la cabeza, pero en su lugar ves en el piso la guitarra del tío, quien está recriminando a tu hijo cogiéndolo de los brazos; algo ahí no está bien.

Situaciones como estas se suceden a menudo en la familia. Es muy valioso todo lo que hacen para ayudarte a cuidar a tu hijo, pero ¿hasta qué punto se puede permitir una función formadora en los parientes cercanos mayores? En los dos casos presentados se ponen en juego diversos temas, entre ellos:

  • La manera en que fueron educados los parientes mayores y cómo educan a su vez a sus hijos puede no ser la misma que la tuya. Se generan así diferentes reacciones frente a los mismos hechos.
  • De quién es la casa y quien tiene autoridad en ella se opone a la patria potestad, es decir la autoridad y responsabilidad que tienes tú en relación a tu hijo.
  • La necesidad de que el niño reconozca fácilmente a la autoridad paterna, sin confundirla con la autoridad que puedan tener los tíos o abuelos, o la maestra en el colegio.

Por eso, hay tres cosas que debemos tener bien claras cada vez que sucedan estos problemas:

  • Las reglas sobre tus hijos las ponen papá y mamá.
  • Las llamadas de atención severas en tus hijos por parte de sus parientes mayores deben evitarse.
  • Menos aún ningun tipo de agresión, como zarandeos o apretones.

Cuando te enfrentes a este tipo de situaciones, lo primero que debes hacer es reconocer en que contexto sucede y que fue lo que realmente pasó. Luego, si la reacción del tío o abuelo no fue de tu agrado, convérsalo con ellos aparte, escuchando su versión y dejando en claro tu opinión.





Finalmente, habla con tu hijo. Escucha su versión de los hechos primero y compárala con las demás. Sólo entonces podrás decidir qué corresponde hacer.

Si tus reglas de crianza no coinciden con las de los tíos o abuelos, lo mejor es llegar a un acuerdo.

Por ejemplo en el primer caso, si tú permites que tus hijos salten en la cama o en el sillón, en casa del abuelo podrían andar y saltar descalzos pero sin subirse a los muebles. En el segundo caso, una solución podría ser permitir que tu hijo coja la guitarra del tío músico, siempre y cuando él este a su lado.

Puede suceder también que los tíos o abuelos sean más permisivos que tú en sus reglas. En ese caso, debes dejar bien en claro frente a tus hijos - y frente a tus parientes también - que en casa seguirá siendo diferente.


En ningún caso deben discutir frente a los niños, pues esto sólo empeorará el problema. Por esta y por muchas otras razones es que debemos procurar siempre una vida familiar sin enfrentamientos, en orden y con mucho diálogo. Así los niños crecerán en un ambiente familiar agradable y se sentirán a gusto donde quiera que vayan.



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