Lo que aprendí preparando la comida de mis hijos

Durante los años que preparé la comida de mis hijos, primero como bebés y luego como niños, fui descubriendo algunas cosas que me ayudaron a darles una mejor calidad de alimentación; especialmente en la cocina, luego de ir al supermercado y enfrentarme con el menú de la semana. Aquí algunas:


No cocines de noche


Buscando ganar tiempo, me dediqué a cocinar en las noches. A veces era todo el almuerzo, otras sólo lo que comeríamos en el desayuno. Fui descubriendo que al hacer huevos duros, el sabor cambiaba y la yema se hacía gris, el maíz o choclo cocido se endurecía y el jugo se amargaba.

Como terminaba de cocinar muy tarde, ya no podía esperar a que la comida hecha en cacerola se enfriara para introducirla en el congelador, así que la dejaba en la olla, esperando que se conserve bien. "Son unas horitas", me decía; gran error.

Vasos sin pico cuanto antes


Mis hijos los usaron cuando dejaron los biberones, pero eran muy difíciles de lavar, sobre todo sus tapas donde se acumulaba la leche. Decidí dos cosas: primero, comprar un limpiador especial para estos vasos y darles un enjuague con lejía diluida de manera periódica. Segundo: pasar lo más rápido posible de estos vasos con pico a las tazas, con la figurita que más les gustaba (Fresita para ella y Spiderman para él).


Refrescos por jugos


Algunos jugos, como el de papaya o naranja, no eran del agrado sobre todo de mi hija, que no los tomaba por nada de mundo. Mi pequeñín tenía carotenemia y el pediatra nos recomendó eliminarle la papaya. Decidí entonces convertir el jugo de naranja en naranjada y alternar con otros refrescos de maracuyá, limonada y chicha morada en la dieta. Además, para que no se olviden de los jugos, probé con frutas tropicales como el mango y el plátano; combinados eran buenísimos y les encantó.





No dejes trozos de frutas o verduras en la refrigeradora


Nunca se comerán. Prueba más bien comprar lo justo que necesites para cocinar la comida de tus hijos. Cuando me sobraban pedazos de zanahoria, se terminaban ablandando en la refri. Cuando eran trozos de tomate, se arrugaban y las mitades de limones se agriaban. Al final, siempre prefería gastar unos céntimos más en productos nuevos que usar los almacenados. Las verduras de hoja duran más, pero tampoco tanto.


Mantén tu cocina limpia


La cocina es lo más difícil de limpiar, junto con los baños. Pero de esto depende asegurar la salud de tu familia. Por eso no dejes acumularse trastos en el lavadero o que la basura "pase la noche" en el tacho bajo el lavabo; ten siempre a la mano no uno, sino varios paños absorbentes; desinfecta y perfuma mesas, cocina y pisos; prefiere tablas de cortar de buena madera o de plástico, una por cada tipo de alimento, para evitar que las verduras se contaminen con restos de carne, etc.

Horno microondas


Antes yo pensaba que si era sólo por diez segundos podía introducirle cualquier envase, pero después de todo lo que leí sobre el tema, cambié de opinión. Por eso, asegúrate que los envases que uses sean especiales para microondas. Aún así, prefiere las losas a los plásticos y que estas losas no tengan bordes dorados. Usa la tapa especial para cubrir los platos mientras se calienta la comida, coloca el horno lejos del alcance de los niños y no lo uses para hervir, sólo para calentar.


Hazlo simple


Con mi primera hija quería que todos sus accesorios de comida tuvieran figuritas lindas, diseños vistosos y colores llamativos. Poco a poco me di cuenta que todos estos extras hacían los productos no sólo más caros sino menos prácticos y durables. Algunos hasta eran imposibles de lavar.

Decidí entonces por lo simple en cucharitas, vasos, platos y biberones sin accesorios tecnológicos, con tal de que sirva y sea de buena calidad.

Estas son algunas de las cosas que aprendí a la hora de hacer la comida de mis hijos. Espero que la leerlas pueda ayudarte a no pasar por lo que yo pasé para aprenderlas.


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