Qué hacer cuando tu hijo se hace notar de la peor manera posible

Tu hijo juega tranquilamente en casa pero aun así no te sientes tranquila; no es lo normal. Entonces de la nada, empieza a hacer berrinches, golpea paredes y ventanas, bota y rompe lo que se le atraviesa en su camino o le pega a su hermanito o a otros niños.


Lo primero que debes descubrir no es lo que está mal con él, sino contigo y tu pareja. La conducta de un niño dependerá no sólo de su carácter sino de cómo reaccionen sus padres cuando se porte mal.

La falta de autoridad (no la que se impone, sino la que se merece dando el ejemplo) es percibida rápidamente por los niños. Por ejemplo, si ven que la mamá hace todo y el papá no interviene ni apoya a mamá en las labores de la casa o en mantener la disciplina.


Otro lugar donde los niños ponen a prueba a los papás es en la cama. Si no hay reglas claras, ellos decidirán cuándo y dónde dormir, negándose a hacerlo cuando se lo indiquen o saliendo de sus cuarto en medio de la noche para despertar a mamá o hacer ruido en la sala. Muchas veces esto pasa porque no estamos en casa todo el día y como el único momento es a la hora de dormir, pues nos arropamos con ellos en su cama o los dejamos meterse a la nuestra.

No pasará mucho para que la agresión física debido a una frustración afecte a los padres. Y si a la primera no reaccionan, después seá peor.

O sucede que estamos cansados y accedemos de mala gana a jugar con nuestros hijos cuando nos lo piden. Eso lo perciben más claramente de lo que te imaginas y será traducido en sus mentes como rechazo.






Qué hacer

Lo primero es reconocer nuestra parte de responsabilidad en la crianza de nuestros hijos. Lo peor es echarle la culpa de todo a nuestra pareja, sin ver qué estamos haciendo mal nosotros.

A la hora de guardar los juguetes, aquellos que no se recojan se "confiscarán" y no podrán jugar con ellos. Cada vez que hagan algo bueno o que ordenen su cuarto, se les devolverá uno de estos juguetes.

Otra clave está en evitar la improvisación. Creen rutinas; eso evitará el caos e incluirá un poco de orden y disciplina. Todo tiene su momento en un horario, hasta el juego.

Frente a conductas agresivas, como un lenguaje procaz o lleno de insultos, se pueden hacer juegos, como un calendario del mes en el que se pongan caritas felices cada día que no se diga una mala palabra. Al final de la semana se dará un premio.

Los papás deben organizar su tiempo para poder tener más momentos libres con sus hijos, cada uno de acuerdo a sus posibilidades.


Si hay agresión física, una buena estrategia es llevarlo suave pero firmemente a sentarse en un banco junto a la pared. Las veces que se pare lo regresarás a su sitio hasta que se quede ahí. Luego te acercas, le explicas que lo que hizo está mal y por qué, para finalmente hacerle ver que debe disculparse contigo.

Cuando juegues con tu hijo demuestra tu entusiasmo; elógialo, siéntete feliz de jugar con él. Al darle nuestra atención genuina, se nota la diferencia. No basta con leer el periódico a su lado; no mantengas distante a tu hijo.


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