El Asma Infantil Autoinducido o Psicológico

El asma en los niños se presenta como un mal físico, empezando por sus síntomas. Pero no todos los generadores del asma son únicamente orgánicos; existe también el factor psicológico, del cual es necesario estar concientes como padres de familia para saber manejarlo.


Un niño que padece de asma los muestra a menudo. Por ejemplo, cuando se ha olvidado de su inhalador y al recordarlo coincide con un ataque de asma; lo mismo que aquel otro niño que pasará la noche en la casa de un pariente, y el sólo hecho de imaginarse pasando por una crisis de asma en casa ajena, termina por activarlo. Esto se debe a que el estrés, ya sea leve o agudo, condicionará la reacción de los bronquios, ya de por sí hipersensibles a cualquier estímulo.

Algo tan simple como la relajación permite superar en muchos casos estos accesos. A las familias se les recomienda seguir cursos de técnicas de relajación a las cuales poder recurrir, al igual que ciertos tranquilizantes.

Luego de ocurrido el incidente, también aparecen los efectos psicológicos, centrados en la angustia del niño por no querer vivir esos difíciles momentos de nuevo, lo cual puede llevarlo a no desear hacer nada. Esto sólo empeorará la situación, pues lo hará más tímido, cauteloso y no le dejará vivir su niñez a plenitud.





Los padres también pueden terminar quitándole el aire a sus hijos. Muy a menudo, ellos también han sido asmáticos, y transmiten todas sus angustias a los pequeños, a los cuales no quieren ver pasar por lo mismo. No les dejan salir, no permiten que hagan ejercicios en exceso, les controlan excesivamente algunos dulce y golosinas "sospechosos", etc. Así, los papás terminan también siendo víctimas de la situación.


De igual manera los hermanitos suman dificultades al asunto, si no son orientados debidamente, pues casi siempre recriminarán al asmático porque no pudieron salir a pasear, o porque no les permiten tener mascotas en la casa. Estas reacciones de su entorno inmediato harán que el niño se sienta culpable por las molestias que percibe que ocasiona en su hogar.

Lo que debemos hacer como padres es elaborar y compartir con toda la familia una guía según la cual se determine como reaccionar ante una crisis. Los papás también deben tomar la firme decisión, por más difícil que esta sea, de liberar a su hijo de tantas restricciones y controles: Que haga ejercicio, que coma lo que todo niño come a su edad, que participe en educación física, que asista al colegio, etc.

Finalmente es necesario recordar que, para una mejor asesoría sobre el tema, siempre es preferible acudir al pediatra o médico especialista.

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